Mala como el Sida
El pozo de los deseos reprimidos
Álvaro Cueva
“Mala como la contaminación, como la carne de puerco, como la triquina, los clavos chatos, las arañas, el pecado, la peste, el Sida y la corrupción…”
Así comienza una de las críticas más fuertes que jamás he escrito. Es de 1995 y era de “Con toda el alma”. ¿Se acuerda de ella?
Fue una de las primeras telenovelas mexicanas, ajenas a Televisa, en transmitirse por Azteca 13 y tenía muchas peculiaridades.
Era una historia superconvencional (trabajadora doméstica que se enamoraba de un hombre rico) hecha por gente que venía de otros universos como el cine y el teatro.
Por tanto, el resultado era la cosa más enloquecedora del mundo. Escenas como de película con tareas escénicas alucinantes.
Una actriz se pone a orinar a cuadro mientras otra se dejaba mojar por la lluvia con una blusa transparente. Por allá sacaban unas pistolas, por acá se estrellaba un helicóptero. ¡Hasta se hablaba de homosexualidad!
Agarre la onda con la época. En aquel entonces, si querías ver telenovelas mexicanas, o veías Televisa, o veías Televisa. ¿Y cuál era la propuesta más revolucionaria de El Canal de las Estrellas? “Marimar”.
Los espectáculos no eran lo que son ahora, las obras de teatro se manejaban diferente y ni hablemos del cine nacional. Los pocos directores que había eran como héroes luchando contra el destino.
¿Se imagina lo que era para un actor trabajar en aquel entonces? ¿Se imagina lo que era para aquellos hombres y mujeres, crear?
Había mucha desesperación en el ambiente, muchas ganas de romper esquemas.
Andrés García, Gabriela Roel, José Alonso, Sonia Infante, Mayra Rojas, Sonia Furió y Wendy de los Cobos, entre muchos actores más, se la jugaron con ese proyecto.
¿Y qué me dice de la dirección de escena de Héctor Bonilla? Totalmente experimental, pero necesaria. Esos actores en verdad hicieron cosas que jamás soñaron hacer en sus vidas.
Para no hacerle el cuento largo, “Con toda el alma” era una telenovela de actores, un concepto donde se inventaba, donde la búsqueda era creativa, donde el objetivo era no hacer lo que hacían los demás.
Por supuesto, entre invento e invento hubo mil problemas con las figuras protagónicas, con los libretos, con las escenas y aquello fue poco menos que una catástrofe.
¡Pero qué cree! Fue una telenovelas importantísima. Sin “Con toda el alma” jamás se hubieran hecho muchos otros melodramas diferentes, jamás se le hubiera abierto el camino a casas productoras como Argos, jamás Azteca 13 se hubiera convertido en un canal de telenovelas.
¿Por qué le estoy escribiendo todo esto? Porque el lunes vi al aire el primer capítulo de “Bajo el alma”, la nueva telenovela de Azteca 7 (que no es la primera), y por un instante me sentí en 1995.
Hasta me dieron ganas de escribir: “Mala como la contaminación, como la carne de puerco, como la triquina, los clavos chatos, las arañas, el pecado, la peste, el Sida y la corrupción…”
“Bajo el alma” es para 2011, lo que “Con toda el alma” fue para la televisión de hace 16 años, un proyecto de actores, el grito de muchas personas que están hartas de ver y hacer pan con lo mismo, un experimento, un hasta aquí.
Y al igual que con la telenovela producida por Juan David Burns, Andrés García y Alejandra Hernández, el punto de partida es convencional entre lo convencional: chica pobre que se enamora de chico rico.
Sólo que aquí, como ya está más que visto todo el rollo erótico, político, sanguinario, de diversidad sexual y de vocabulario, ¿cuáles son las novedades?
Crimen organizado, derechos laborales, combustibles y una serie de búsquedas que se merecen todo nuestro respeto y que incluyen, en la cúspide de lo distinto, una sofisticadísima plataforma de comunicación a través de las redes sociales.
Obviamente, la historia no se entiende, pero hay aportaciones de concurso (como las secuencias paralelas del final del capítulo uno). Los protagonistas se pierden en un mar de personajes, pero te quieres comer a besos a muchos de sus actores.
Hay broncas de estructura, de tono, de ritmo, de efectos especiales, de mil cosas, pero también hay una lectura social, un cuestionamiento artístico y un ejército de actores que de la misma manera que los de 1995, se la está jugando por competir, por posicionar un canal.
Es bien interesante lo que está sucediendo aquí porque, además de que representa una especie de competencia interna entre los melodramas seriados de una misma empresa, es como si algo o alguien en la televisora del Ajusco quisiera volver a empezar.
¿Y qué mejor manera de comenzar que haciéndolo en otro canal y en otro horario?
Luche por ver “Bajo el alma” de lunes a jueves a las 22:30 horas por Azteca 7. A lo mejor es buena, a lo mejor es mala “como el Sida”, pero de que es importante, es importantísima. Me late que en 16 años la voy a recordar con bastante cariño. ¿Usted no?
http://impreso.milenio.com/node/8967869